jueves, 16 de octubre de 2014

Beneficios de la valoración ambiental de los campos de golf: la biodiversidad como recurso a explotar. 1ª parte


Según la Real Academia de la Lengua Española el, término “valorar” puede tener distintas acepciones, entre las que se encuentran “reconocer, estimar o apreciar el valor o mérito de alguien o algo” y a su vez “valorizar” sería “aumentar el valor de algo”. 
Biodiversidad viene a su vez definida como “variedad de especies animales y vegetales en su medio ambiente”, por lo que todo el conjunto de las bacterias, algas, árboles, aves, peces, hongos, animales superiores etc. estarían comprendidos en este término.


Un campo de golf se puede considerar una anomalía en la naturaleza, en términos de ecosistema, ya que no se asemeja a ningún otro sistema natural que podamos imaginar. Contienen especies vegetales sintéticas o transformadas para que se adapten a determinados climas, cursos de agua transformados, ampliados en forma de lagos artificiales, con agua remansada, grandes movimientos de tierra, etc.
En un campo de golf medio hay en torno a un 4% de zonas con un tratamiento y cuidados intensivos  (grenes y tees), un 70% de superficie con tratamiento medio (calles, antegreenes y rough) y el resto con un tratamiento bajo (zonas arboladas, ajardinadas y de matorral, bukers) que supone más del 25% del campo. Todo ello en una superficie de entre 9 y 54 Ha. dependiendo de si el complejo tiene 9, 18, 27 o incluso 36 hoyos. Si tenemos en cuenta esas cifras en el mejor de los casos tendríamos 13,5 Ha. con un nivel bajo de cuidados, tratamiento con químicos y asignación de recursos, y por tanto son áreas favorables para el establecimiento de comunidades animales y especies vegetales de interés.
A pesar de toda la trasformación que supone la construcción de un campo de golf, esas zonas que denominaremos “favorables” permiten albergar una biodiversidad que se adapta a las nuevas condiciones. Éste conjunto de animales, encuentran además una zona extensa en la que son respetados y pueden reproducirse, descansar, alimentarse, etc. independientemente de la época del año y seguros de encontrarán láminas de agua en las que abrevar.


En nuestro país la multitud de climas que podemos encontrar en nuestra geografía, incluidas las islas Baleares, Canarias hacen que estas condiciones climáticas condicionen la biodiversidad existente. No podemos equiparar especies vegetales de Galicia con las de Almería o Canarias, así como las comunidades animales del suroeste ibérico no serán las mismas de Euskadi o Castilla-León. Por tanto debemos tener en cuenta esos condicionantes fundamentales a la hora de interpretar o analizar la biodiversidad existente o potencial de cada campo. Además como cada campo en su diseño original suele más o menos respetar determinadas zonas para hacer el recorrido al gusto del diseñador, en función de la localización del campo podremos encontrar retazos más o menos abundantes de la vegetación original, así como de la orografía del terreno.
Durante la vida de un campo, que se entiende que debería ser extensa, y si las condiciones del mismo no cambian sustancialmente, esas zonas o retales de la vegetación original serían recursos incontestables para especies animales que en ellas encontraran refugio. Las demás zonas naturalizadas o plantadas, con el tiempo, también serán colonizadas por aves, mamíferos, reptiles, anfibios, etc. aumentando por tanto la disponibilidad de recursos para todos esos grupos animales.

Si se continúa el cuidado del campo, mantenimiento y tratamientos reducidos, ese 25% de la superficie seguirá ofreciendo, a pesar del paso del tiempo, las condiciones necesarias para el mantenimiento de la vida silvestre. Por tanto el recurso de la biodiversidad se mantendrá en el tiempo, e incluso con una adecuada gestión integrada podría aumentar, favoreciendo la consolidación de las redes y comunidades animales en áreas que de otra manera, quizá con el tiempo, hubieran perdido esa capacidad. Como ejemplo, recientemente, investigadores de la Universidad de Málaga, han constatado que los campos de golf regados con agua regenerada, «son zonas de reproducción de reptiles y anfibios y que proveen de alimentos a algunas especies amenazadas y de mucho interés en la fauna andaluza como, por ejemplo, la nutria»1.

¿Y por qué es interesante valorizar o poner en valor la biodiversidad como un recurso en un campo de golf?.

Con esta pregunta que dejo en el aire espero que os sirva para buscar respuestas...yo intentaré dar mi punto de vista en la segunda parte de esta entrada.

Saludos a tod@s! 

Bibliografía:
1. ‘Estudio de la biodiversidad en los campos de golf de la Costa del Sol occidental regados con agua reciclada’. Miguel Ángel Farfán Aguilar y Jesús Duarte del Grupo de investigación ‘Biogeografia, Diversidad y Conservación’ del Departamento de Biología Animal de la UMA. Juan Mario Vargas Yáñez, doctor en Biología y catedrático de Zoología del Departamento de Biología Animal de la Universidad de Málaga.